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miércoles, 2 de febrero de 2011

Una herramienta para un servicio ciudadano

Editorial
Por: Damián Molgaray

En este último tiempo hemos visto como desde la Provincia de Buenos Aires, en conjunto con los gobiernos municipales, se pone en práctica el denominados “Programa de Protección Ciudadana”, con el fin de reforzar la seguridad de las zonas céntricas o de mayor movimiento de personas en los diferentes distritos de Buenos Aires.
Este programa ha venido incorporando múltiples comunas del Conurbano bonaerense colaborando con los diferentes destacamentos policiales.
El plan llevado a cabo por el gabinete del Gobierno provincial, encabezado por Daniel Scioli en articulación con el Gobierno nacional, se compone fundamentalmente, de mayor personal de patrullaje y en tecnología de monitoreo. El programa tiene un costo de US$ 36,6 millones, de los cuales US$ 25 millones son aportados por el BID (según informa el comunicado de prensa del organismo en octubre del 2009)
En sí, me gustaría detenerme en el aporte tecnológico que propone este plan.
El mismo apuesta a la tecnología con una finalidad social. Dicho de otro modo, interpreto que, más allá de la administración política de turno que está llevando a cabo el plan y del todavía incipiente éxito de esta campaña enfocada a combatir, o dar respuesta, a la compleja cuestión de la inseguridad; el uso de la tecnología de monitoreo como táctica de prevención en el espacio público es una muestra de lo útil que puede resultar esta herramienta para la disminución de los delitos, la recopilación de pruebas para la resolución de crímenes y la prevención de futuros incidentes o actos de violencia.
La tecnología utilizada, además de las radios en los móviles; incorpora un centenar de cámaras de filmación constante, junto con todo un equipamiento ubicado en centros especiales con operadores civiles enfocados en el monitoreo y decodificación de toda la información captada por los dispositivos electrónicos.
De seguro, esta única acción que ya está en funcionamiento en los municipios de la provincia, no alcanza para combatir la cuestión más sensible que hoy aparece en la opinión pública; pero creo interesante resaltar como, de forma original para nuestro país, el Estado ha aplicado con cierto nivel de ingenio (y mucho sentido común), la tecnología de vigilancia para la prevención y la mayor seguridad.
Entiendo que esta política, esperemos que sostenida en el tiempo, es un ejemplo para reflexionar sobre la utilidad de la tecnología de monitoreo como herramienta para un servicio ciudadano.

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